La creatividad es un concepto que tiene múltiples
interpretaciones y, en consecuencia, variadas formas de entenderlo. Por tal
motivo, Mariela Sargdeña en su libro, “Introducción a la creatividad” se
propone intentar precisar tal concepto. La autora expone que generalmente se
relaciona con una capacidad humana de crear algo nuevo u original. También la
creatividad está estrechamente relacionada con la resolución de problemas de
forma eficiente.
Un acto creativo depende de múltiples factores que muchas
veces son indefinidos o imprecisos: no es algo que exista en una determinada
persona sino que depende de un contexto particular. A su vez, puede ser
indefinido porque no se puede establecer con precisión quien, cómo, cuándo y
por qué emerge la creatividad. ¿Cómo se hace entonces para ponerse de acuerdo
en un concepto y que podamos desarrollarlo y entenderlo mejor para poder
utilizarlo de manera práctica y poder aumentar nuestros potenciales creativos?
Pareciera ser que muchos autores y estudiosos de la
creatividad y el comportamiento humano empiezan por descartar ciertas opciones
y derribar algunos mitos: La creatividad no está en relación directamente
proporcional con los niveles de inteligencia; la edad no es un factor
inexorablemente determinante a la hora de ser creativos, los adultos
experimentados pueden ser tan creativos como los jóvenes; un acto creativo
requiere un esfuerzo, no surge de la nada misma. Se trataría entonces de un
proceso que requiere cierta inteligencia, esfuerzo y ganas o necesidad de algo
nuevo, diferente cuando menos, porque la creatividad es algo nuevo pero no todo
lo nuevo es creativo.
De esta manera, Sardegña define cuatro características de
una actitud creativa: Curiosidad, Asumir Riesgos, Complejidad o gusto por la
dificultad e Imaginación. Luego de la introducción a la temática, la autora se
aboca a contextualizar las investigaciones sobre creatividad hechas y explica
que se llegaron a elaborar hipótesis sobre sujetos creativos y sus
características. Es decir, existen estudios que precisan cuales son los rasgos
más sobresalientes que diferencias a una persona creativa de una no creativa.
En este sentido, tenemos que decir que, en concordancia con los investigadores
leídos, no existe una persona que no sea creativa sino que todos somos
creativos en algún aspecto y solo tenemos que descubrir en cuál para poder
desarrollar nuestro potencial creativo.
Desde otra visión, tambien hay quienes han estudiado sin
centrarse en el sujeto sino mas bien intentando elaborar modelos abocados a
precisar en qué consiste un proceso creativo. A grandes rasgos se puede decir
que se establecen dos grandes modelos: el modelo
clásico que defiende un modelo de proceso dividido en fases y un modelo cognitivo que expone un modelo más
dinámico e interrelacionado.
En este sentido, Estanislao Bachrach en su reciente libro
“Agil mente” expone un modelo por etapas pero no lineal para tener ideas creativas. El autor hace un
estudio de las ideas, la experiencia y las conexiones de nuestro cerebro. Para
explicar cómo surge las ideas toma el antecedente de la teoría de Kandel y el
modelo cerebral de “memoria inteligente” que consiste en que nuestro cerebro
trabaja con diferentes combinaciones que puede interconectarse. Según esta
teoría, cuando mas conexiones cerebrales podemos tener, más creativos podremos
ser.
Bachrach explica cómo funciona el cerebro para que
podamos entendernos mejor y ser más creativos. Una de las claves sería la
generación cuantitativa de ideas solo como ejercicio práctico y evitando
activar los mecanismos mentales que prejuzgan nuestro pensamiento y hacen que
no valoremos nuestras ideas o produzcamos menor cantidades.
Para el autor, las ideas provienen del subconsciente y,
por tanto, alejarse del problema, estar relajados o hacer una actividad
placentera es recomendable para que surgan ideas creativas. No existe una
actividad que fomente más la creatividad sino que depende de las formas que
tenga cada individuo para distraer su mente y dar lugar al subconsciente para
que se produzca un insight. La clave
para esto es relajar el cerebro a través
de diferentes técnicas para que las partes específicas dejen de funcionar y
nuestro órgano pueda funcionar como una totalidad y puedan darse las
combinaciones de la “memoria inteligente”.
De todas formas, es absolutamente fundamental tener la motivación, ganas y
deseos de encontrar ideas nuevas y creativas. Para esto, es esencial que
creamos que una realidad diferente es posible.
En estrecha relación con los métodos de alcanzar el
pensamiento creativo, una conferencia de mayo del 2009 en Bruselas se propuso
reflexionar sobre si es posible medir la creatividad y avanzar en el
entendimiento de las diferentes formas de medir la creatividad existentes. En
el nivel de la sociedad, la creatividad se puede medir según ciertas
características relacionadas a la creatividad. Uno de estas características es
el grado de innovación de cada sociedad. Así como emprendedorismo puede ser
otro indicador de capacidad creativa en una región o país. Acordaron también
que la tecnología es otro factor importante como herramienta para mejorar la
creatividad. Otro aspecto que juega un rol crucial es el nivel educativo.
En el nivel individual, sería beneficioso para las
personas que se promueva la creatividad dentro del sistema educativo y que se
pueda monitorear los progresos. La creatividad aparece siempre en un dominio y
un campo determinado en un tiempo especifico. De hecho se concluyó que estudiar
la creatividad de los estudiantes en el nivel individual contribuiría a formar
una forma de medir la creatividad y ayudaría a entender cómo mejorar la calidad
de la educación.
Por otra parte, en el libro “Alta creatividad” se explica
cómo resolver creativamente los problemas, entonces enseña a identificarlos,
entenderlos, plantearlos, enfrentarlos y verlos globalmente como métodos para
resolver. Para ello es clave contar con información adecuada sobre el problema
que necesitamos solucionar.
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