miércoles, 29 de junio de 2016

La culpa es nuestra, nunca nos alcanza



Y no, claro que no es él, el mejor jugador de futbol del mundo el responsable de que la Selección Argentina haya perdido la tercera final consecutiva en dos años. No y tampoco se trata de señalar con el dedo acusador. Creo que no estamos preparados para tener a profesionales del deporte más popular del planeta al nivel de “La Pulga” o Mascherano, por citar a un genio más.




Pasa que así somos: una baldosa floja en la vereda y es culpa del intendente, sube el precio del pan y el hijo de puta es el presidente. Exitistas al mango, somos una población que puede criticar (no constructivamente) más a un tipo de 28 años, que nadie se explica cómo hace para ser TAN BUENO jugando a la pelota, que a cualquier otro. ¡Y si habrá gente para criticar, mamita querida! Empezando por uno mismo, sin dudas. Hay poco espacio para la reflexión y jamás una autocrítica. Si hay algo por lo que deberían darnos una Copa a la Argentina entera es por ser campeones de echar culpas a otros. ¡Qué país tan increíble, que país hermoso tenemos! A veces es para reírse antes que llorar. Acá pasan cosas insólitas. 

Para no hacerla muy larga, quisiera decir que ojalá esto sirva para empezar a valorar más lo que tenemos. Porque si algo lindo tiene nuestro fanatismo exacerbado por el futbol, es que a veces pareciera que es la única manera en la que entendemos ciertas cosas, cuando nos tocan una pasión multitudinaria como esta. 
La pregunta es la de siempre: ¿hace falta que tenga que tomar una decisión drástica de renunciar así para ponerse las pilas, salir a bancarlo por las redes sociales, para valorar a un tipo que nos representa frente a los demás países como nadie hace? 

Lo triste es que pocos se pusieron a pensar que el domingo 26 de junio de 2016 o el 13 de julio de 2014 (o aquel sábado 4 de julio de 2015) probablemente no hubiésemos estado tan ilusionados, no hubiésemos tenido motivos para juntarnos con amigos, hacer asados o, los que tuvieron más suerte, asistir a un evento deportivo único de su Selección de Fútbol. Pareciera que así como naturalizamos y hasta reímos de una realidad terrible como que las personas ensucien su propia ciudad, que la justicia tarde una eternidad, que haya gente que pase hambre de verdad, que haya asesinatos, robos y mucha falta de educación, también lo hacemos con el fútbol y las finales. No alcanza siquiera con hacer un buen papel en el torneo, con desarrollar un buen juego con una estrategia a largo plazo. NO, HAY QUE GANAR COMO SEA. Con las demás locuras si somos conformistas: “así nomas es”, “no se puede hacer nada”, “qué le vamo’ a hacer”. Si te robaron, agradecé que no te lastimaron; si te robaron y te lastimaron, agradecé que no te violaron o torturaron; si te robaron y maltrataron, agradecé que no te mataron. República de locos. 

Es cierto. A Messi no le falta nada. A los que nos falta es a nosotros, para entenderlo, valorarlo, darnos cuenta lo difícil que debe ser estar en los ojos del mundo entero. Hace falta mucha humildad y valentía para reconocer que uno tiene responsabilidad sobre lo que pasa a su alrededor. No lo merecemos. No merecemos tener dos mejores jugadores de fútbol del mundo con menos de 30 años de diferencia… ¡porque nos ponemos a comparar y discutimos sobre cuál es mejor! A ver si todavía Lio es tan pero tan crack, que hasta nos hace abrir los ojos y darnos cuenta de las cosas únicas y hermosas que tenemos, empezando por él y el futbol como deporte para divertirse sanamente y disfrutar. ¿Lo vamos a seguir criticando cuando vuelva? Suena a trillado pero realmente necesitamos decirte gracias por tanto y perdón por tan tan poco Lionel.