martes, 7 de mayo de 2013

¿Cómo las marcas cuentan su historia?


Hubo un tiempo en que los consumidores eran atraídos por aquellos productos de marcas que se diferenciaban por sus cualidades técnicas o sus atributos principales. Marcas que desarrollaban productos mejores o peores física o visualmente. Hoy parece ser que lo relevante a la hora de construir una marca es contar una historia que apele a las emociones, la identificación del consumidor con la marca, que busque brindar una experiencia única con un determinado producto e inclusive que el consumidor se vuelva prosumidor al participar activa y críticamente de las decisiones de una marca.
Ahora bien, ¿Cómo se pueden lograr todas estas acciones desde la publicidad para una marca?
Sin duda, no es tarea fácil para las agencias. Una de las enseñanzas que nos dejó Omar Di Nardo (creativo de Young & Rubicam) en su presentación en clases teóricas, fue que: “lo fundamental, detrás de toda campaña publicitaria, es poder identificar un concepto para la marca”. Un concepto es una idea que puede transformarse en “El” concepto. Así, encontramos marcas que mantienen sus conceptos durante años como Quilmes y “El encuentro” o Pepsi y “Generation Next o La Nueva Generación”. El concepto se crea siguiendo una identidad de marca, como una combinación de numerosos factores. Esta identidad puede reflejar los gustos, ideales y valores del público al que apunta venderle sus productos. Así se crean asociaciones mentales en los consumidores y, por ejemplo, relacionamos Pepsi con los jóvenes y la música rock. Llegado este punto, cabe preguntarse cómo hacen las marcas para transmitir esa identidad y lograr conmover a su target, de forma diferente a como lo hacen sus competidores. Es decir: ¿cómo hacen las marcas para diferenciarse entre ellas cuando venden lo mismo?
Acá es donde las marcas cuentan su historia. Una historia que en la mayoría de los casos, es creada por una idea/concepto del cual se apropia y difunde. Contando una buena historia y contándola constantemente es como las marcas se posicionan en el mercado y logran que su público se identifique con ellas tanto que podamos volvernos fanáticos representantes de las mismas.
Algunos de los casos paradigmáticos son Apple, Coca – Cola, McDonalds, Nike, Starbucks, Google. Parece que estas marcas (y otras tantas) saben lo mismo que dice Francella en El secreto de sus ojos: “hay una cosa que no se puede cambiar, no se puede cambiar de pasión”. Y es que, las grandes marcas, con sus relatos, buscan que nos apasionemos, no solo con sus productos, sino con la marca en sí misma. ¿Cómo hacen para lograr semejante tarea? Como ejemplo podemos poner el caso paradigmático de Apple, cuya historia, en la actualidad, se relaciona con la historia de su genio creador Steve Jobs. Pero desde un primer momento, Apple fue una marca que salió a vender un producto diferente, innovador, futurista y a su vez artesanal. La historia de Apple cuenta que comenzó en un garaje, con dos amigos como socios tratando de construir el famoso Macintosh. Pero la diferencia está en que Steve Jobs no vendía solo productos, vendía sueños. La historia de Apple es la de una marca que vendía sueños de un mundo mejor a través de la tecnología y al alcance de todos. La empresa contaba esa historia desde las teatrales presentaciones de Jobs, los revolucionarios diseños de sus productos y desde sus vanguardistas locales de venta donde invitan a los clientes a la experiencia directa con ellos.
En la actualidad, en el plano nacional, la cerveza Schneider cuenta la historia de su creador Otto Schneider que fue un inmigrante alemán, que se radicó en el interior del país y funda la cervecería con el objetivo de hacer “una gran cerveza”. Esta conmovedora historia, mostrada y contada detalladamente en fotos desde su sitio web, se relaciona con la historia de muchos inmigrantes europeos que llegaron al país en busca de trabajo y lograron llevar adelante sus emprendimientos. La historia se cuenta, no solo en cada comercial de la cerveza sino que también está presente en cada envase con la firma de su creador, que dejó tan enorme legado. De esta forma, la marca tiene un relato en el cual se respalda para cautivar a sus consumidores. Y así es como, en su última campaña, nos cuentan que, tal como una cerveza que busca su máxima calidad desde los tiempos de inmigrantes europeos, hoy “madurar lleva tiempo”.
Estas historias nos acercan más a una marca u otra. Nos movilizan, nos conmueven. Es decir, apelan a que, como consumidores, nos sintamos identificados con ella desde nuestros sentimientos, nuestro lado emocional. “Se reconoce que las variables afectivas, incluyendo las emociones y estados de ánimo, actúan en procesos cognitivos del consumidor”, escribió Luisa Andreu Simó en su texto “Emociones del consumidor: componentes y consecuencias de marketing.
Una de las empresas más grandes del mundo como lo es Coca Cola, entiende esto perfectamente a la hora de armar sus comerciales, basados en el simple concepto de ‘felicidad’. Así es como proponen una visión diferente del mundo en el comercial “cámaras de seguridad”, donde se da cuenta que las cámaras de seguridad del mundo no solo captan acciones delictivas sino también obras de bien y tan simples como besos, abrazos, encuentro entre amigos y demás, que suceden todos los días. Más recientemente este año en España, Coca Cola llevó esta misma idea a las calles a través de un ‘cajero de la felicidad’. Se trata de un cajero automático hecho especialmente por la marca para regalar cien euros a cambio de que quien obtenga el dinero, se comprometa a compartirlo. El resultado obtenido se muestra al final del comercial con personas que compartieron su experiencia a través de un video y se ve entonces a gente feliz de recibir los regalos o donaciones de un desconocido, como pelotas de básquet en una cancha pública, pañales para embarazadas o entradas para dos personas mayores a un espectáculo. En este caso, la marca tuvo la idea creativa y la llevó adelante sin saber lo que hubiera podido ocurrir. Luego, con las devoluciones obtenidas de la experiencia de sus consumidores, armaron un comercial contando la historia con los resultados logrados. De esta manera es como, la creatividad y las grandes historias aumentan las ventas y ofrecen a la marca la oportunidad de diferenciarse, tal como se explica en “The art of an idea: the storytelling of the most creative global brands”.
Justamente, se considera que el ‘storytelling’ es un arte que permite a las marcas transmitir sus conceptos, ideas, valores y as formar una identidad que sea reconocida y compartida por su público. Al ser un arte, se entiende que no cualquier historia tiene la fuerza suficiente como para atraer a sus consumidores, sino que, por el contrario, un buen relato tiene que tener determinadas características básicas. Como se puede extraer del libro “Será mejor que lo cuentes” de Antonio Núñez (2007), el relato tiene que decir algo que al público le pase en sus propias vidas o que considere que le puede llegar a pasar. También tiene que ofrecer detalles, es decir que, mientras más gráfico sea el relato, mas apele a nuestros sentidos, mejor será. Casualmente porque nos permite imaginarnos y “meternos” de alguna manera en la historia. Además, quien cuenta la historia, debe estar implicado y deberá revelar ciertos detalles personales que lo hacen más creíble. Todo relato tiene un sentido que quiere transmitir, pero que se debe dejar que lo deduzca la audiencia y una estructura, que es la forma en la cual se nos aparece organizado. Otra característica fundamental de todo relato es el de las fuerzas en conflicto (el bien contra el mal, la suciedad contra la limpieza). Por último el relato debe estar acorde a un concepto fijo de fondo, que rija todo el proceso, como “destapá felicidad” en el ejemplo de Coca Cola.
Las marcas cuentan historias y las cuentan de una determinada manera porque, como plantea Antonio Núñez, “La carga emocional de estas historias logra que interpretemos el sentido del mensaje de una manera más rápida y más profunda que los mensajes asépticamente informativos”.

Bibliografía:
-Núñez, Antonio: Será mejor que los cuentes. Secuencia 4: Las claves de un relato eficaz. Pag. 86-112. Ediciones Urano, Barcelona – España, 2007.
-Andreu Simó, Luisa: Emociones del consumidor. Componentes y consecuencia de marketing. Dpto. Dirección de Empresas, Universitat de Valencia.
-Gion-Men Krugel-Hanna: “The art of an idea: the storytelling of the most creative global brands”. Interbrand. London.